martes, 1 de enero de 2013

Crónica de una fiesta alocada



La culpa de este desastre la tiene mi queridísimo man y sus ideas de casquero.
Yo quería ir a una de esas fiestas que hacen en discotecas y en algún pub de los que frecuentamos, pero no, él se emperró en que quería hacer una fiesta en casa. En su casa, porque la mía es tan pequeña que apenas podemos vivir mis caracoles, y yo. Si, tengo unos caracoles por mascotas. Me acompañan y no requieren de muchos cuidados. Son ideales para personas como yo. Sin tiempo y muy despistadas.
Pues bien, mi amorcito, desde primera hora de la tarde, se metió  en la cocina y comenzó a preparar canapés y pequeñas delicatessen para nuestros invitados. Apenas seríamos una docena. Una cosa llevadera. Yo quería ayudarle, pero él prefería hacerlo todo solo, así pues yo pasé el tiempo viendo algún capítulo de mis series favoritas y pintándome las uñas. La fiesta comenzaba a las once. Se suponía que la gente ya vendría cenada y aquí comeríamos las uvas. Algo de música y charla, y quizá también algún juego de mesa para amenizar el evento era el plan, pero todo comenzó a torcerse cuándo mi amiga Mila me llamó para pedirme si podía venir su primo a la fiesta. Bueno, uno más no tiene ninguna importancia. Qué solo tuviera diecisiete años tampoco me pareció mal. No es que fuéramos a vivir una bacanal, al menos eso pensaba yo. Sin embargo, cuando a las dos de la mañana miré el reloj, la casa parecía Pachá en hora punta. ¿Cómo era posible que se hubiera juntado tanta gente?. Vale, que se hubieran unido a la fiesta las hermanas gemelas del mejor amigo de mi novio, pero claro, estás se trajeron a toda su clase, y aún no tengo claro si era una clase de instituto o de facultad. La cuestíon fue que el primo de mi amiga se encerró con una de las gemelas en el baño, y era imposible hacer uso de él. Menos mal, que aún quedaba libre el baño de la habitación principal. Pero claro, en cuánto los demás invitados lo descubrieron, el secreto se vino abajo y aquello fue un flujo constante de gente. En un momento dado me di cuenta que todos los que habían en la fiesta eran verdaderos desconocidos. Dónde estaba mi amor?. Alguien me informó que había salido a por más bebida y hielo. Yo me desplomé en el primer asiento que ví y cerré los ojos. Los pies me estaban matando. Por qué me había puesto semejantes taconazos cuando no tenía intención de salir???. De repente unas manos se posaron en mis hombros y comenzaron a masajearlos. Estaba tan cansada que dejé hacerme, e igualmente me dejé llevar cuando una rubia despampanante se sentó a mi lado y me ofreció una copa de cava.
- Espero que te guste. La he traído directamente de la fiesta del embajador.
- Qué embajador?-Pregunté yo, mientras daba un primer trago y las burbujas bailaron en mi garganta.
- Francés- dijo una voz a mi espalda. Levanté la cabeza y por primera vez vi a quién había estado masajeándo mis hombros. No supe discernir su sexo. Era el ser más andrógino que había visto nunca.
Aquel ser se sentó  en mi lado libre y volvió a llenarme la copa. Tenía unos inmensos ojos azules, y una boca  sinuosa, sin embargo se le veía bastante plano en cuánto a pecho, y su ropa seguía sin darme verdaderas pistas de si me encontraba ante un hombre o mujer. No supe cuánto tiempo estuve entre aquellos dos. Lo único que recuerdo es que alguién me acompañó a la habitación y me tumbé en la cama. Cuando me he despertado esta mañana, me he encontrado entre la rubia despampanante  y el ser andrógino que había dejado de serlo. Un vistazo debajo de las sábanas me dió las pistas suficientes para entender que lo que había a mi lado era un ser de género másculino. Decidí que lo mejor eras salir de allí sin hacer ruido, pero aún no me había incorporado cuando la puerta de la habitación se abrió y dejó paso a mi novio. Su cara me dió a entender que la escena que veía no le gustaba lo más mínimo.

Salí inmediatamente de la cama y él mismo pudo comprobar que iba totalmente vestida. La pareja se despertó también y sin decir una palabra salieron por la puerta dejándonos solos a los dos.
- Se puede saber qué has estado haciéndo con esos dos?
- No, perdona. Se puede saber dónde fuiste a por hielo?.
- No intentes cambiar de conversación cariño. Te he pillado en la cama con una "extraña pareja".-
- A saber con quién has pasado tu la noche?.
- Con una pareja......de la guardia civil. Me pararon cuándo iba a por hielo y como iba un  poquito perjudicado no me han dejado coger el coche hasta ahora.
- Pues podías haber llamado?
- Mira tu móvil.
Efectivamente, al menos había diez llamadas perdidas.
Ahora estamos en un punto muerto. No termina de creerse que no hice nada con esos dos, y esto no pinta muy bien. Qué puedo hacer para convencerle que él es el único que me interesa???

3 comentarios:

  1. Cari, tú solita te has metido en semejante berenjenal........pero empieza a pedir perdón y suplicar clemencia a todas horas, aunque pensándolo bine..."la extraña pareja" te ha dejado su número de teléfono? Digo por si no arreglas las cosas con tu novio......también puedes irte con la guardia civil.....jeje
    Bico.

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  2. Muy bueno! me ha encantado jajaja y sí, estoy de acuerdo con Ro :P si es que las fiestas pueden ser muy “malas” ;)

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  3. jajaja, En fin, la próxima vez te vas tú, con tu chico a por hielo o lo que sea y así todo solucionado! Tengo que preguntarlo...¿seguro que no pecaste? jajaja
    Bicos!

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