sábado, 20 de octubre de 2012

Cuando tu madre dice:" Quiero conocerlo"

 Lo que hoy os vengo a contar no es ninguna reseña de un libro, es una reseña de la vida misma, la mía.
Cómo ya os comenté en entradas anteriores, mi búsqueda del novio millonario, guapo y atormentado se hizo realidad cuando conocí a mi príncipe. Si, un príncipe de la noche. Es cierto, que cuando se me acercó para interesarse por mi estado, tras ver como me caía de culo corriendo detrás del autobús, no pensé que fuera a tener sorpresa, pero el destino es juguetón y puso en mi camino un ser maravilloso con algunos añadidos: colmillos. Si, ya, todos tenemos, pero los de él son desproporcionados y los utiliza con frecuencia. Si añadimos a ello su intolerancia al sol, y unos ojos que se vuelven rojos cuando se excita o se pone nervioso, tenemos a un vampiro. Al principio me lo tomé mal. ¿Por qué el hombre más maravilloso, guapo y comprensivo tiene que ser un nosferatu?. Desde luego nunca he tenido suerte en la vida, pero esta vez era demasiado. Sin embargo, él siguió insistiendo y trabajando la conquista, y al final no me quedó otra que rendirme a sus encantos. La cuestión es que llevamos juntos bastante tiempo y la cosa promete, a pesar de terceras personas: mi madre.
Cuándo se enteró que llevaba saliendo con un chico algún tiempo se volvió loca de alegría. Por fín su adorada hija iba a entrar en el olimpo de los emparejados y dejar la árida tierra de los solterones, y por supuesto tenía que conocerlo, claro.
Un día, cuando ya estaba anocheciendo y mi amor acababa de llegar a casa, con los ojos como rubíes, sonó el timbre.
- Qué raro, no espero a nadie.
Cuando abro la puerta me encuentro a mi sonriente madre con algo metido en una bolsa.
- Cariño te he traído magdalenas. Las he hecho para tí esta mañana. Pero vamos, si no te apartas de la puerta me va a ser imposible pasar.
- Si, claro, digo con cara de boba. Piensa, piensa le digo a mi mente, ahora no puedo esconderle. Actúa con normalidad, me dice mi buen juicio.
Mi madre entra hasta la cocina y oye un ruido procedente de mi dormitorio.
- Está él aquí?, pregunta mientras con soltura va hasta mi habitación.
- Si mama, pero ahora no creo que sea momento para presentaciones.
- Por qué? y sin más abre la puerta y se encuentra....
 Mi chico la sonríe, escondiendo los colmillos y se presenta. Mi  madre queda encantada.
- Por que no te pones algo de ropa y vienes a la cocina a probar una de mis magdalenas?
- Ahora mismo no me apetece comer, tengo el estómago un poco revuelto.
- Querido, si eso, señalando su cuerpo, es tener el estómago revuelto, cómo serás cuando estés bien???!!.
No me puedo creer el descaro de mi madre. La empujo fuera de la habitación y cierro la puerta.
- Hija, ahora entiendo por qué lo tienes tan escondido. Si yo tuviera uno de esos haría lo que fuera para que no se me escapara.
- Pero mamá, qué pasa con papá.
- Hija, es un buen hombre, pero ni en sus mejores tiempos tuvo ese cuerpazo. Híncale bien el diente y que no se te vaya!!!!.
Suelto una carcajada y le respondo:
- No te preocupes por los dientes.

6 comentarios:

  1. jajajaja, me encanto!!!...pense que ibas a contar algo de tu vida,como en un diario y me encontre con algo totalmente distinto....pero q me engancho!

    Un bs

    pd: ay cuanta razon tienen las madres jejejejjejeje

    ResponderEliminar
  2. juaassss! Me encanta Melibea! Ainss esas madres que todo lo quieren saber, que discretas son!
    Saludos ;)

    ResponderEliminar
  3. Muy bueno!!! Que arte tienes!!! Y el colmilludo no será rubio por casualidad???
    Me ha encantado. ♥♥♥

    ResponderEliminar
  4. Muy bueno!!! Que arte tienes!!! Y el colmilludo no será rubio por casualidad???
    Me ha encantado. ♥♥♥

    ResponderEliminar
  5. ya veo Inma que te ha reencantado, jajajajajaja

    ResponderEliminar
  6. Jajajajaja muy bueno Melibea, me he reído un montón, y yo estoy con tu señora madre, quiero que me muerda.

    ResponderEliminar